¿Qué es la pubertad?
Para hacerla corta y fácil: pubertad es sinónimo de cambios, cambios por dentro y por fuera, a una velocidad vertiginosa. En esta etapa, tu cuerpo se desarrolla más rápidamente que en cualquier otro momento de tu vida, excepto cuando eras un bebé. De golpe parece que tu ropa ha encogido, que no calza bien dentro de esas nuevas formas que va adquiriendo tu cuerpo. Y un torbellino de sensaciones te hace cosquillas en la panza, y te genera ansiedades, preguntas, emociones desconocidas. Todas las mujeres han pasado por esto y todas coinciden en que el primer paso para transitar con alegría tantas transformaciones es estar informada.
Los mensajes de tu cuerpo
Los cambios físicos se producirán tarde o temprano, pero en tiempos y maneras muuuuuy, muy diferentes según cada persona. Aunque por momentos no podrás evitar comparar tu desarrollo con el de tus amigas, recuerda que no hay en el mundo dos personas iguales, y que cada una tiene una belleza única y particular. Las más bonitas son las que están satisfechas y orgullosas de sí mismas. Y eso no depende de que seas alta o baja, gorda o flaca, sino de que aprendas a descubrir todo lo bueno que hay en ti.
Mantente alerta de sus señales: si te dice "tengo sed", bebe más agua, si tu panza protesta de hambre, aliméntala, y si te avisa "ya no entra un bocado más", detente. Hazle caso cuando tu cuerpo reclama un descanso y ponte en actividad si se entumece por tanto estar "panza arriba".
Comer sano: Necesitas mucha energía para crecer. Y en esta etapa, una cuota extra para fortalecerte aun más. ¿Eso significa que debes comer mucho y a toda hora? ¡ERROR! Todo en su justa medida. Un poquito de cada grupo de alimentos y en distintos momentos del día. ¿Cuándo, cuánto y cómo comer? ¡Excelentes preguntas! Las respuestas las conoce tu cuerpo si sabes oírlo. ¿Cuándo? En el momento que sientas hambre (no confundas hambre con ansiedad) ¿Cuánto? Lo suficiente para que te sientas saciada. Son preferibles las porciones chicas en lapsos de entre 3 y 4 horas. ¿Cómo? ¡con placer! Disfruta de lo que estás comiendo, no lo hagas mecánicamente mirando tele u ocupada en otra actividad.
¿Qué beber? Agua y jugos naturales deberían ser tus bebidas cotidianas. Las gaseosas y las bebidas endulzadas son siempre tentadoras, pero no hay que abusar de ellas. Sólo de vez en cuando y para ocasiones especiales.
Que no falte el desayuno
Es esencial para arrancar el día con energía y vitalidad. Leche o yogur con cereales, un par de tostadas con dulce y alguna fruta. Ideal: un jugo de naranja u otro cítrico cada mañana.
Nunca los saltees. Si te espera una jornada muy movida, te conviene almorzar algo liviano pero nutritivo: una rica ensalada multicolor o un sándwich que incluya tomate, lechuga u otra verdura. De postre: fruta o yogur. Para la cena, un buen plato de pastas o arroz con tuco, que incluya carne o pollo. Y un rico postre para irse a descansar con el sabor de lo dulce. Algunas personas prefieren comer el plato fuerte al mediodía y cenar liviano. Lo importante es que una vez al día ingieras una comida suculenta.
Merienda
Mmm, ¿qué tal un licuado de frutas al regresar del cole? La mejor manera de recobrar energías y encarar el resto del día con entusiasmo. Para los días fríos, una leche chocolatada caliente con cereales, tostadas o, de vez en cuando, unas sabrosas medialunas...
Colaciones
No es bueno que pases muchas horas con el estómago vacío. Los nutricionistas recomiendan ingerir algún alimento cada tres o cuatro horas. Una barrita de cereal, una tostada con dulce o queso untable, alguna fruta de estación o un mix de frutas secas.
DESCANSO
Hay días en que te gustaría quedarte en la cama, tapada hasta la nariz y no levantarte ni para ir al baño. Hay otros en que te sientes con tanta vitalidad que no querrías acostarte porque...¡hay tanto por vivir! No olvides: necesitas descansar ocho horas diarias para reponer energías y crecer. Aunque resulte extraño, para dormir placenteramente también hacen falta hábitos saludables. Si mantienes una rutina antes de ir a la cama, te resultará más fácil conciliar el sueño.
-Intenta acostarte y levantarte a la misma hora.
-Practica un ritual cada noche antes de dormir. Toma un baño tibio, escucha música tranquila o lee un libro. Así tu cuerpo se predispondrá al sueño.
-El ejercicio físico durante el día te ayuda a liberar tensiones y a conciliar el sueño.
-Evita las bebidas gaseosas, en especial las colas, antes de acostarte. Contienen una sustancia llamada cafeína que suele ser excitante. Lo mismo sucede con el café, el té negro y el chocolate.
HIGIENE
La boca: Para ofrecer al mundo tu mejor sonrisa, debes practicar todos los días una correcta higiene bucal.
El cepillo de dientes debe ser de cabeza pequeña adaptada al tamaño de tu boca, con las cerdas suaves y redondeadas, para que no lastimen las encías y logren llegar hasta los rincones más difíciles. No olvides renovarlo cada dos o tres meses. Y recuerda: ¡el cepillo es sólo tuyo, no lo compartas! Cepilla los dientes después de cada comida. Y lo más importante: ¡hazlo por la mañana, apenas te levantas, y por la noche, antes de ir a dormir.
El flúor es un mineral que ayuda a fortalecer tus dientes y prevenir la formación de caries. Asegúrate de que tu pasta de dientes contenga flúor.
El hilo dental: utilízalo después del cepillado. Te ayudará a remover la placa bacteriana, una película delgada que contiene bacterias dañinas que se depositan en los dientes. Y es la responsable de la formación de caries y de otras enfermedades bucales.
El cabello: Un cabello sedoso y brillante atrae las miradas, tienta a la caricia.
En la pubertad, tu pelo suele engrasarse más de lo habitual. Aquí van unos consejos para controlar la grasitud y lucirlo con orgullo.
1. Mantenlo limpio, lavándolo por lo menos tres veces por semana. Si tu cabello se ha vuelto graso, utiliza un champú astringente, bajo en grasa. Si tu pelo es normal, o si lo lavas diariamente, recure a un champú suave, para uso frecuente.
2. No abuses del acondicionador: las cremas suavizantes o desenredantes pueden engrasar aun más tu pelo. Empléalas solo en las puntas y no sobre el cuero cabelludo. Lo mismo pasa con productos como mouse, gel o spray.
3. ¡Enjuágalo bien! Antes de salir de la ducha, ármate de valor y dale a tu pelo una lluvia de agua fría. El cambio brusco de temperatura choca con la acumulación de grasa en el cuero cabelludo. El agua caliente, por el contrario, estimula la temida segregación seborreica.
4. El cepillado: aporta brillo y sedosidad a tu pelo, pero todo en su justa medida. Si lo cepillas continuamente aumentará la grasitud y se ensuciará más rápido. ¡Ojo con las manos! Evita tocarlo continuamente.
¡¡Hasta aquí la entrada!!
Espero que les haya gustado y servido estos consejos. Si quieren que los siga compartiendo no duden en decírmelo en los comentarios!
Fuente: libro "Cuido mi cuerpo" Editorial "chicasXchicas"
2 comentarios:
Me gusta tu blog ^-^
¿Lo sigues actualizando?
gracias por los consejos
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